La ciudad de Berlín, cuna de la modernidad, centro neurálgico de la música electrónica y paraíso homosexual, crece a un ritmo vertiginoso. Lo que empezó siendo la capital del techno en Europa se ha convertido en los últimos años en todo un referente mundial en cuanto moda, arte y cultura. La pasada semana los focos, la pasarela, y la moda urbana más cool del continente inundó las frías y oscuras calles de Berlín. Y digo "calles" porque si algo caracteriza a esta cosmopolita ciudad es su afán por encubrir locales, por trasladar la cultura a los barrios más vanguardistas y por abrirse a un público alternativo, dispuesto a conocerlo todo.
Así pues, la ciudad alemana acogió los días 20, 21 y 22 la cada vez más notoria Bread & Butter, que, con el aeropuerto en desuso de Tempelhof como telón de fondo, dio a conocer las propuestas de moda urbana y joven de firmas como Levi's, Diesel, Adidas Original o Lacoste. Allí estuve yo y mi cámara para descubrir, una vez más, qué es lo que triunfará a pie de calle el próximo otoño-invierno.
Como ya auguré en su día, el urban chic reina por encima de todo. Habrá que tomar como referentes de moda cool a las mediáticas Sienna Miller, Rachel Bilson o Jessica Biel, pues el denim y el sportswear planean invadir los armarios (si es que aún no lo han hecho) la próxima temporada. También las prendas de estilo militar vuelven a pisar fuerte, con chaquetas tipo Balmain o inspiradas en el fallecido rey del pop. Así de claro lo dejaron marcas como Diesel o G-Star en los desfiles que se dieron cita en el antiguo recinto aéreo. También es tendencia el print en las camisetas o la estética punk y rock que promocionan firmas como Lauren Moshi o Flying A. Pero lo más sorprendente de esta edición ha sido la inclinación de las firmas hacia la filosofía ecofriendly, o séase, materiales orgánicos respetuosos con el medio ambiente al 100%, como tiene que ser.
Candidata a la capital internacional de la moda, si algo caracteriza a Berlín es su forma de aunar arte, cultura y moda. Se lo debemos a su alcalde, el polémico Klaus Wowereit, por proclamar a los cuatro vientos la libertad y la tolerancia e invertir en interesantes proyectos culturales como la Berlinale, la Love Parade o el Festival de Literatura cada año. Pero también se lo debemos a todos aquellos jóvenes que con sus humildes creaciones colaboran para crear un mundo artístico sin jerarquías, en el que cualquiera puede alzarse a lo más alto.
Fuera de las pasarelas estándar o los recintos de moda, la ciudad acoge todo tipo de eventos y fiestas en lugares alternativos (algunos también clandestinos) como museos, teatros o galerías de arte. Así pues, paralelamente a la Semana de la Moda berlinesa y a la Bread & Butter se llevaron a cabo multitud de eventos por rincones de vanguardia de la ciudad. Es el caso de la marca Joop! que presentó su colección en la Nueva Galería Nacional o el diseñador alemán Michael Michalsky, quien presentó sus prendas en el teatro Friedrichstadtpalast. Una forma estupenda de acercar la moda a la calle, pues al fin y al cabo, en una ciudad desbordante de la talla de Berlín, donde nacen las tendencias es a pie de calle. Y eso y mucho más es lo que convierte a la capital en un destino obligado.
